Tienen diferentes aplicaciones en cada ámbito, pero un denominador común: fortalecen a las ciudades y las hacen más resilientes al cambio climático. Las soluciones basadas en la naturaleza son una apuesta de la Unión Europea para que las próximas generaciones puedan disfrutar de un mundo mejor. Un mundo más natural y sostenible y, por ende, más vivo y saludable. Y es que nacen para hacer frente a retos de la sociedad actual como la seguridad alimentaria, el riesgo de desastres, la reducción de la contaminación atmosférica y para contribuir al desarrollo social, medioambiental y económico.
Valladolid afronta este reto con un proyecto de vanguardia, URBAN GreenUP, en el que participa el Ayuntamiento con la coordinación del centro tecnológico CARTIF. La capital del Pisuerga en España, Liverpool en Reino Unido y Esmirna en Turquía son ciudades demostradoras de esta iniciativa para la renaturalización urbana. Las tres están poniendo en marcha planes de acción en función de sus características y necesidades, y con ello impulsan el desarrollo de la economía verde en el ámbito urbano, generando empleo y nuevas oportunidades de negocio.
Tres realidades urbanas diferentes que implican distintas soluciones para resolver problemas ambientales y bioclimáticos. En Valladolid, tal y como explica Alicia Villazán, técnico responsable del proyecto URBAN GreenUP de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Valladolid, el plan de acción se centra en tres problemas concretos: la mala calidad del aire, el efecto isla de calor y el riesgo de inundación por lluvias torrenciales o por desbordamiento del cauce los dos ríos que atraviesan la ciudad.
Para abordar estos aspectos se han puesto en marcha varias soluciones técnicas y otro tipo de acciones de difusión y formación, con el fin de acercar a la ciudadanía este enfoque innovador y sostenible que integra la naturaleza en su entorno urbano más inmediato y cotidiano.
Las intervenciones técnicas que propone este proyecto H2020 ponen el foco en soluciones verdes en primer lugar, es decir, plantación de árboles, nueva vegetación… Pero debido a la falta de espacio y a que no hay disponibilidad de zonas verdes, no se puede plantar árboles, como señala Villazán. De ahí que se diseñen otro tipo de infraestructuras verdes, como las que se acaban de instalar en el centro de la capital: la cubierta vegetal de la marquesina de plaza España, el jardín vertical de El Corte Inglés de la calle Constitución, la escultura vegetal de las letras de Valladolid en la Plaza de Zorrilla y los jardines verticales móviles.
Nuevos compañeros en la ciudad que aportan beneficios ambientales, sociales y económicos. A nivel ambiental, comenta, “mejoran la calidad del aire, ya que la vegetación captura CO2; generan frescor a través de la retención de humedad, contra el efecto isla de calor, e incrementan la biodiversidad con la fauna asociada a la vegetación: pájaros, insectos…
Y además, generan bienestar. “Muchos estudios apuntan que los elementos verdes hacen que las personas se sientan mejor y mejore su salud”. A nivel económico, “pueden atraer turistas” o ser un acicate para el consumo local en un centro urbano más atractivo: “Lleva asociado un incremento de la actividad económica y revaloriza las zonas comerciales».
A las infraestructuras verdes se suman las soluciones azules para la gestión del agua. URBANGreenUP pondrá en marcha sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDs) para infiltrar el agua de lluvia, que inunda las calles cuando cae de forma torrencial. Una cuneta vegetada de la Avenida Soria, una mediana permeable de la calle del Padre José Acosta y varias intervenciones en el aparcamiento del estadio José Zorrilla son algunas de las actuaciones previstas.
En esta zona habrá jardines de lluvia y pavimento verde permeable para recoger el agua de lluvia que se acumula en la superficie por la falta de un sistema de alcantarillado. «Se va a plantar vegetación autóctona como aromáticas, tomillo, jara, romero, lavanda…», detalla Villazán.
El proyecto, con una subvención europea de 3,2 millones de euros para Valladolid, tiene una serie de peculiaridades en los que merece la pena detenerse. Por ejemplo, la vegetación de la marquesina de la Plaza de España no cubre el 100% de la cubierta porque la estructura no lo soportaría, de ahí que sólo el 45% de la cubierta sea vegetal.
Otro punto interesante son los colores claros de las estructuras; son blancos para minimizar la retención del calor de la estructura metálica. Y ¿por qué se ha vuelto amarilla la vegetación? Indica que la cubierta vegetal está formada por diferentes plantas con una floración escalonada que ofrece distintos colores, y así se comprobará qué especies funcionan mejor.
Otro detalle que no pasa desapercibido: los tubos de que se ven en la cubierta: «Son las tuberías del riego automático por goteo». Y los jardines verticales móviles están ensamblado para incrementar la resistencia de la estructura y evitar posibles actos vandálicos.
A las intervenciones que ya se pueden ver en las calles de Valladolid, se sumarán próximamente los toldos vegetales de la calle Santa María y la cubierta verde del mercado El Campillo. Una gran red verde conectada e integrada en una ciudad que crece con respeto al medio ambiente.
(Artículo de E. Lera publicada por El Mundo en el suplemento Innovadores el martes 16 de junio de 2020)